jueves, 18 de agosto de 2016

Sirena Varada

Sus pechos pequeños y cálidos se endurecen en las manos. La piel se eriza y se le antojan duraznos. Tienta el hambre y la boca paladea. Sabe a cilantro, a tabaiba y a drago. Las manos la aferran y ella mama, hambrienta. El pezón se endurece al tacto de la lengua. La piel arde y el fuego guía como un mapa. Se detiene en el vientre, cruce de caminos. Carne tierna de madre que albergó dos vidas. Su ombligo es el centro alrededor del que gira; el piercing, ancla para resistir la tormenta. Los labios bajan hasta encontrar la perla. Tesoro soñado en todos los naufragios. Huele al fondo del mar donde habita. Sirena de tierra adentro, diosa de las marejadas. La mira y su cara es la de una niña, se han borrado de la piel los surcos del tiempo, su pelo rojizo es como las olas, algas que se extienden como un arrecife. Su garganta ruge como bufadero, y su aliento es ciclón hasta que torna céfiro.

Despierta lentamente, se quedó dormida. Fue náufraga aferrada a un resto de naufragio. Le venció la tormenta, la hondura, el arrecife. La sirena mira absorta por el hueco de la cortina. Se filtra el sol del atardecer a través de la ventana. Su cuerpo brilla etéreo como el de un espejismo. Fantasma que se desvanece al atardecer el día. La mira y sonríe con tristeza en los ojos. «He de irme, él espera» dice mientras se viste. La besa en los labios que aún saben a sus labios. «¿Lo entiendes?» «¡NO!»  grita su alma, pero su cabeza asiente.

No se atreve.


Will Murai


Relato por Brenda B. Lennox © 

martes, 9 de agosto de 2016

Entrevista a Ouka Leele

Ouka Leele no necesita presentación. Esta artista, pintora, fotógrafa y poeta revolucionó el panorama artístico español con su personalísima visión. Protagonista de la llamada «Movida Madrileña» al inicio de la década de 1980, compartió estudio, días y noches con Javier Mariscal, Ceesepe, Alberto García-Alix y Pedro Almodovar.

Su obra se ha expuesto en ciudades como París, Londres, Tokio, Colonia o Nueva York y recibido numerosos premios y reconocimientos entre los que se incluyen el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid en 2003, el prestigioso Premio Nacional de Fotografía en 2005 y la Medalla de plata de la Comunidad de Madrid en 2012.



Esta increible mujer también es una activa defensora de los derechos humanos. Su película corta PourQuoi? (2012) denunció el feminicidio que sufren las mujeres en la República Democrática del Congo, visibilizándolo y le dio voz a Caddy Adzuba, quien recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014 por denunciar ese uso indiscriminado de la violencia sexual contra las mujeres como arma de guerra y la relación entre el comercio ilegal del coltán y el conflicto.

En 2016 donó su obra Silencio para Aliadas, una exposición organizada por la ONG Alianza por la Solidaridad. 59 grandes artistas contemporáneos de prestigio nacional e internacional, entre los que se encuentra Ouka Leele, cedieron para la exposición 60 obras de manera totalmente altruista concientes de que todos los beneficios obtenidos con su venta se destinarían a financiar proyectos de Alianza en la Casamance, una zona entre tres países (Senegal, Gambia y Guinea Bissau) para facilitar el acceso a la titularidad de la tierra a las mujeres, promover la producción agrícola y ganadera sostenible y favorecer la generación de sus ingresos.



Un medio informativo tergiversó el mensaje de la exposición afirmando que las obras centraban su imaginería en la sangre menstrual utilizándola como reclamo, «un recurso habitual en casi todas las ilustraciones e incluso en fotografías. Una mujer incluso huele su dedo lleno de sangre». Esa fotografía es Silencio, una imagen impactante que habla, como explica Ouka Leele en esta entrevista, del silencio de las víctimas, del origen de la violencia en los hogares, de la naturalidad con la que vemos las guerras y el sufrimiento que generan.


Brenda B. Lennox ©

miércoles, 3 de agosto de 2016

El imperio de los SinSexo

El concepto que tenemos de la cultura japonesa es la del culto al placer y el refinamiento erótico: el Shunga, la fotografía de Nobuyoshi Araki, el Shibari... pero la realidad es bien distinta. Tal y como muestra el documental de Pierre Caule El Imperio de los sinsexo, Japón ya no es el Imperio de los sentidos de Nagisa Oshima sino el de los “sexless”, término creado por el Instituto Nacional de Sexología Japonés para definir a las personas que practican sexo menos de una vez al mes.

Japón es el país líder en la industria pornográfica, llegando a ganar con este negocio más de 20.000 millones de euros al año; sin embargo, tiene el indice de abstinencia sexual más alto del mundo: un tercio de los japoneses no practican sexo nunca y los que lo practican lo hacen con la menor frecuencia de la tierra. En el libro La habitación de al lado, la terapeuta sexual Mayumi Futamatsu revela que las cifras son incluso inferiores; muchas mujeres no se consideran sexless aunque practiquen sexo una vez al año, o una vez cada dos o nunca: el porcentaje de mujeres de más de 40 años que jamás tienen relaciones sexuales oscila entre el 60 y el 70%.





«¿Japón es muy diferente del resto del mundo o, sencillamente, va por delante» se pregunta Pierre Caule. Tras escribir este reportaje, yo opino lo segundo. ¿Y tú?
Brenda B. Lennox ©